

El vestido masculino
Sobre el cuerpo, la camisa, con cuello y manga larga. Desde la cintura hasta las rodillas, los calzoncillos. Estas dos prendas eran de tela de lienzo; es decir, hecha de lino, más o menos fina según fuera la categoría social y la riqueza de sus dueños. Sobre las piernas, medias de seda, lana u algodón; las medias eran entonces muy importantes, con el calzón se veían siempre y unas pantorrillas bien formadas contribuían mucho al buen parecer masculino. Sobre la camisa los hombres ricos usaban la camisola, sin cuello, con una abertura sobre el pecho que se decoraba con la chorrera o guirindola, volante de tela fina o de encaje semejante al que adornaba también el final de las mangas largas.
Sobre esta ropa interior se ponían las tres piezas del traje. La chupa era una chaqueta larga, abierta por delante y cerrada de arriba abajo con botones, los superiores no se abrochaban para dejar ver la guirindola. Los calzones llegaban desde la cintura hasta debajo de las rodillas.
La casaca era la pieza exterior y la que más se veía. Era una chaqueta con cuello a la caja que llegaba hasta las rodillas, un poco más larga que la chupa. También se abrochaba de arriba abajo con botones por un lado y con grandes ojales por otro, aunque muchas veces ambos eran puramente decorativos; la mayor parte de ellos no se abrochaban.
Zapatos cerrados, generalmente de piel oscura, con un poco de tacón y cerrados por delante con dos lengüetas abrochadas con una hebilla.(Leira,2007,pp.87-88)


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El vestido femenino
Pegada a la carne llevaban la camisa, larga hasta debajo de las rodillas y con mangas. De la cintura a los tobillos, enaguas, y debajo, nada. Las dos prendas estaban hechas con tela de lino, más o menos fina. Sobre el torso se usaba un cuerpo con ballenas, sin mangas, atado con cordones y terminado en haldetas para poder adaptarlo a la cintura: la cotilla. Sobre las caderas, un armazón hecho con ballenas o con cañas que ahuecaba las faldas en los costados: el tontillo. Sobre las piernas, medias de seda, lana u algodón, que tenían menos importancia que las de los hombres, pues no se veían casi nunca.
La casaca femenina estaba inspirada en la masculina: se abría por delante, tenía la misma abertura en la espalda, los mismos pliegues con su botón arriba en los faldones, las mismas tapas de los bolsillos y las mismas mangas con gran vuelta bajo el codo. Como diferencias: los faldones de las casacas de las mujeres estaban cortados a la altura de las caderas, los bolsillos eran fingidos y, ante todo, se cerraban de forma distinta.
El peto se fijaba con alfileres o se cosía sobre la cotilla y sobre él se prendía con alfileres o se cosía la casaca, lo que significaba que una señora no se podía vestir sola; hacía falta ayuda y tiempo para hacerlo. La casaca se completaba con una basquiña o falda de la misma tela, muy ahuecada en las caderas por el tontillo, sobre la que se desplegaron los pliegues de los faldones.(Leira,2007,pp.88-89)
Leira, A.(2007) La moda en España durante el siglo XVIII. Consultado el 18 de octubre del 2019, de http://www.culturaydeporte.gob.es/mtraje/dam/jcr:2b32d6d8-20cd-4331-b94a-e0b1bc21524f/indumenta00-09-als.pdf

